Teniendo en cuenta el valor del kilo de pan en el distrito, Emilio Majori, presidente del Centro de Industriales Panaderos de La Matanza, aseguró a Almafuerte Noticias que la harina se estabilizó y hay una tendencia a la baja de los precios. Sin embargo, manifestó que la preocupación está en los salarios de los empleados.
Por Giuliana Caivano
“Luego de los estudios que vamos realizando, nosotros sugerimos que el kilo de pan en La Matanza, esté entre $2.600 a $3.000. Ese es un margen y un precio razonable para que no tengamos que sufrir a fin de mes los embates de la falta de dinero para afrontar nuestras obligaciones”, señaló Emilio Majori, presidente del Centro de Industriales Panaderos de La Matanza.
“El consumo del pan está volviendo otra vez al ritmo normal, ya que había bajado. Por lo tanto, es un producto de primera necesidad, que está acorde a las circunstancias y es lo más barato que tenemos”, sumó.
Asimismo, el titular del Centro de Industriales Panaderos local afirmó que en las panaderías se está notando una suba en el consumo, tomando como referencia la notable caída en los meses de abril y mayo, tal como señaló.
Al consultarte por las variables que determinan el precio del pan, Majori indicó que “hoy el costo de pan lleva del 55% al 60% de mano de obra y a nuestros obreros no les alcanza el dinero, no les alcanza lo que ganan”.
“El desequilibrio económico desata esto y con las dificultades que tenemos, comprendemos que el obrero tiene que ganar más, pero también nosotros tenemos que tener cierto atino en el aspecto de que siempre tenemos que tener en cuenta que somos una base fundamental de la alimentación de nuestro pueblo, porque el pan en la mesa de los argentinos no se puede reemplazar” concluyó.
En cuanto a la situación actual del sector en el distrito, Mejori detalló que “hay muchos problemas de estabilidad, de no llegar a fin de mes para pagar los impuestos, que son bastante abultados todavía, pero con la esperanza de que esto pueda revertirse y en un futuro, no muy lejano, podamos llegar a tener la estabilidad general para poder trabajar”.
“Nuestra queja va a ser siempre la desprolijidad, la clandestinidad, de las autoridades de aplicar las reglamentaciones que corresponden a nuestra industria. Para que sea una industria fluorescente y progresista y que se pueda renovar al compás de la producción, fundamentalmente acorde a las circunstancias de estos momentos” concluyó.