El expresidente reasumió la titularidad del partido. Cuestionó equipos y entorno del libertario. Mostró avales masivos a su liderazgo dentro del sello amarillo. Reafirmó que no se fusionará con La Libertad Avanza.
Mauricio Macri reapareció en la escena pública, ya como presidente del PRO, y en medio de la disputa interna con Patricia Bullrich y del distanciamiento explícito con La Libertad Avanza (LLA).
El expresidente hizo una muestra de músculo político, de expansión y de equipos técnicos. Una forma de marcarle a Javier Milei sus carencias en la gestión y en el armado territorial.
En el Arenas Studios del barrio porteño de La Boca ante mil dirigentes, el clima interno que dejó el acto fue que “superó las expectativas”, tanto por la convocatoria como por la penetración del mensaje que bajó Macri. Hacia adentro del PRO, fue una exhibición de apoyos mayoritarios hacia su liderazgo, que deja a Bullrich en franca minoría en su camino a la conversión al oficialismo.
Corrida de la estructura partidaria, la ministra de Seguridad no tiene lapicera ni los avales territoriales.
La otra ausencia destacada, previsible, fue la de Horacio Rodríguez Larreta, quien avanza en nexos con gobernadores e intendentes a través de la creación de nuevo espacio, el Movimiento al Desarrollo (MAD), con el que se ubicará expectante para un cierre próximo con sectores de centro, una tercera vía. Más afuera que adentro del PRO. “Fuimos más Juntos que Cambio”, definió Macri.
Pero el mensaje principal fue hacia afuera, hacia Milei. El discurso de Macri tuvo contundencia, no dejó margen de dudas: el PRO apoya al Presidente y los rumbos trazados, pero entiende que la falta de gestión y de equipos lo pueden hacer naufragar. “El presidente Milei tiene absoluta claridad en la dirección y las ideas, pero hay una debilidad en la capacidad de implementarlas”, dijo en un pasaje de su discurso.
“Es un desafío ayudar a quien no está dispuesto a ser ayudado”, concluyó.